sábado, 4 de enero de 2014

ALTA NOCHE ISLADA

     Las noches en vacaciones se alargan con lecturas, películas y esa pequeña vuelta al mundo fantástica llamada internet; cuando levantas la vista alucinada y cansada del libro, y no tienes una película, te enchufas a internet buscando ese audio o vídeo que sea como un oasis en la alta noche, sin mucha fe, un poco errar desprendido...

     Ahora todavía no sé cómo he llegado hasta el vídeo que motiva esta entrada del blog, pero el título anunciaba algo que me resultaba difícil de creer: un taller de literatura en una isla del Mediterráneo, compartiendo jornadas de calma islada junto al maestro y otros discípulos. Los sueños que tenemos son anticipaciones de lo que va a ocurrir o son una vehemencia profunda que acaba transformando en real lo que nos parecía una quimera... No lo sé, pero anoche, no podía creer lo que estaba viendo.

     Todo comienza con unas palabras blancas sobre fondo negro, que no me resisto a transcribir, pues mi limitación literaria no es capaz de expresar mejor lo que anuncian tan bien, de forma sencilla, serena, mediterránea: 

SEPTIEMBRE del 2010. En
 un lloc llamado Binissaida,
 donde se ve salir el primer
 sol de Menorca, fueron
llegando las personas que
 aquí aparecen atraídas por
alguien que creían conocer y
por algo que no sabían [...]
Y lo que no sabíamos,
ni maestro, ni discípulos,
ni organización,
ni familiares de unos y otros,
es que este encuentro nos iba
a cambiar la vida, que de él
nacerían nuevos y preciosos
vínculos, que de nuestros
fragmentos acababa de 
formarse una vasija. Estas 
son imágenes iniciales de aquel tiempo
inicial.
Y esto se ha salido de madre
en eso de la trascendencia
islada. Pero es igual.

     He querido respetar la forma en que vienen distribuidas estas palabras en el vídeo. No porque crea que la persona que ha realizado el vídeo pensara en distribuir tales palabras con un sentido métrico, sino porque en esa libertad y caos de renglones está también la filosofía que desprenden esos encuentros menorquinos.

     La imágenes edénicas son del lugar, una especie de masía gigante, donde la luz transforma todo en imágenes de cuento, de charlas alrededor de un almuerzo, de personas viviendo una ensoñación, escribiendo en rincones apartados, serenos, hay también diálogos entre el escritor y otra persona, no podemos saber lo que se están diciendo, pero hay una armonía entre los gestos de la manos y faciales, y la música que los acompaña, un jazz lento que envuelve esa luz, a los perretes jugando por todo el espacio para ellos, a las personas meditadando, escribiendo, hablando, dormitando... se ve también un faro rojo y blanco, sobre un pequeño conjunto rocoso, la tarde avanza a su final en la luz rosa y naranja que refleja el sol ya moribundo en las alargadas nubes que se estiran cubriendo todo el cielo, dejando un suspiro en el que mira porque sin haber estado allí, algo le llega, de verdad, de aquellos encuentros islados.


viernes, 3 de enero de 2014

EL BUEN USO DEL DICCIONARIO

     
     
     No quiere uno hacerse el interesante, poniendo verde a las nuevas tecnologías, dándoles una colleja de vez en cuando, haciéndose el viejo y esencial romántico, pero hoy querría defender al diccionario detodalavida.

     Estás leyendo un libro, tienes el ordenador encendido, pongamos que con música de youtube, pongamos que de Juan Crisóstomo Arriaga (compañero fiel de muchas lecturas, sobre todo barojianas), y de repente aparece en el texto una palabra que no entiendes... tecleas en google RAE, tecleas la palabra y ¡chas! ahí está, mírala, mírala. Y sin embargo hoy, leyendo a Dragó, ha aparecido la palabra solitario, no utilizada con la acepción que yo conocía (solo, sin compañía; retirado, que ama la soledad), sino con otra bien distinta. No era difícil colegir su significado por la frase donde iba insertada. Pero quería buscarla: tenía el ordenador encendido, listo para buscar en la RAE... cuando he mirado a la estantería y he visto el Pequeño Espasa, edición del '88, diccionario enciclopédico maravilloso. 
     Y me ha pasado una cosa que me ocurre siempre que busco en un diccionario de papel, y que me sucede también cuando voy a comprar algún libro en concreto: que acabo picando en otras palabras, en otros libros.
     Al llegar a la página que traía la palabra solitario, me he encontrado felizmente con tres fotos, que también me han interesado aunque no fuese yo al Espasa buscándolas. Pero ahí estaban, y ya te demoras en ellas: 
     La primera mostraba el cuadro "Los payasos" del pintor José Gutiérrez Solana. Pintor que me encantó cuando lo descubrí en el Museo Reina Sofía de Madrid, pero que profundicé en él cuando leí en Trapiello aspectos que de él desconocía, como por ejemplo que era escritor. Y siempre estaré agradecido a Trapiello, disfruté mucho con los libros de Solana La España negra y Dos pueblos de Castilla.
     La segunda foto del Espasa alegra mucho la vista en el diccionario con unas Petunias rojas, plantas solanáceas, palabras que rezan bajo la imagen. 
      Y la tercera y última llena de solemnidad y sabiduría el papel, pues corresponde a un busto de Solón, busto que se halla en el Museo Nacional de Nápoles. No está demás que escriba aquí algo de lo que trae el Espasa sobre este legislador griego (Atenas, 640 - Chipre, 558 a. de C.), algunas cosas que hizo: promulgó una constitución, suprimió los privilegios de la nobleza; y también fue poeta.

     Está claro que hemos salido ganando con el Pequeño Espasa del '88. 
   Para despedir la entrada del blog, acudiremos sin embargo a internet, para buscar una poesía de Solón, que no se desprecia desde esta página a lo que nos sustenta, las TIC, tengamos coherencia. (Qué lucidez hay en la poesía de Solón, parece hecha para nuestros tiempos ¿modernos?):

De la riqueza no hay término alguno fijado a los hombres;
pues ahora entre nosotros el que más bienes tiene
el doble se afana. ¿Quién puede saciarlos a todos?
                                                                       Sólon de Atenas 
Texto extraído de la siguiente dirección: 

SOMBRAS QUIJOTESCAS

     

     Una sombra pasea por las calles, un poco irreales, vacías, absurdas, un dos de enero que ya no tiene el brillo de niño bonito del uno, y este, su hermano pequeño del primer mes lo mira con envidia. Pero hoy ha llovido y sobre los charcos de asfalto caen gotas de lluvia, regando el año nuevo, y eso no pasó ayer.

     Y cuando uno vuelve ya a casa fatigado de su propia sombra, encuentra una imagen que explica mucho del estado del Quijote hoy: olvidado en la noche de los tiempos, pero sin perder el humor triste que tuvo, tiene y tendrá.



jueves, 2 de enero de 2014

CERO CATORCE

   


     Lo vi y me gustó. Eso de enumerar los años desde el dosmil omitiendo el número 2, como si hubiéramos puesto el contador a cero. Es una trampa, pues nos quitamos años los que hemos nacido antes del dosmil, pero hay algo de adelgazador de tiempo que me llamó la atención. Puede parecer también una pérdida de respeto a la Historia, nuestra Historia: si quitas dosmil años es como vivir sin pasado y es ahí donde entra lo complejo y lo interesante del asunto, que a uno le encanta la Historia. O sea que no, que no es eso.
     Para abreviar el cuento: comprendemos nuestra Historia, comprendemos nuestra vida, pero hay que hacer un esfuerzo por desprenderse de lastres que ya no hagan falta. Como no sé si he sido claro, y aunque este foro no lo lea ni Perry, intentaré decir como mejor sepa que, esos lastres pueden ser maneras de vivir, de actuar (qué verbo más retorcido y emocionante, actuar) que requieran un esfuerzo, incluso sacrificios, y que entonces la palabra lastre no es dejarse, sino todo lo contrario o ni eso.
     Bienvenido dos mil catorce, gracias por dejarme entrar.