miércoles, 4 de abril de 2012

DONDE DUERMEN LOS SUEÑOS DE SANCHO Y ALONSO


     Creo que si Pío Baroja pudiese ver a Don Quijote y a Sancho durmiendo entre sus páginas sacaría la sonrisa esa tan cruda que ponía, tanto en el corto vídeo que hay por ahí sobre su actuación en una película y se puede observar en su físico, como en los libros con su visión catastrofista y desprendida a la vez.
     Y... en el fondo... le gustaría, como le gusta dejar a su protagonista en sus libros cerca siempre de una gran pasión, aunque nos lo pinte cada vez, y con denodado esfuerzo, de un escepticismo sin fisuras. Creo que ese escepticismo, que era el suyo, acababa por agrietarse con algo que no sé si tenía él, pero que a sus personajes les acababa por definir: la bondad. Es como si en el transcurso de cada día uno fuese perdiendo la esperanza y la creencia en los demás, para levantarse todas las mañanas con la conciencia lavada y el convencimiento de que aquello fue un mal sueño y hay un mañana donde se pueda vivir mejor que hoy.

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