Llegábamos a Madrid apurados de tiempo. Normalmente la carretera A-42 está bastante transitada, pero no suele haber atascos ni retenciones. Pues ayer hubo de las dos cosas. Origen del mal: partido de fútbol en el estadio Vicente Calderón, al que se accede si vienes del sur de la Comunidad de Madrid, por la vía antes mencionada.
Eran las ocho menos veinte y todavía nos encontrábamos parados en medio de la larga hilera de coches que llegaba hasta justo la entrada misma de la capital. Me ponía de los nervios, y más cuando luego vi en un panel luminoso que había "evento deportivo... bla, bla...". Hay que joderse, perderme la presentación de un libro que llevo esperando un mes por el fútbol. El fútbol es así. Fútbol es fútbol en teleparchís. Dónde quedaron aquellas noches de "Largero" de la cadena Ser. No lo sé, pero hoy es que no me interesa casi nada el deporte rey. No perderse a Fernando Alonso y el partido y las noticias de deportes de la sexta, canal plus, la uno, la dos, la tres, la cuatro, la cinco, la siete, y el largo etcétera de cadenas que nos fustigan con sus idénticos noticiarios deportivos, es la nueva religión de fieles "deportistas" de televisión y sofá.
Pero llegamos. Justo a las 20.00 horas de la tarde pasábamos al Círculo de Lectores de Madrid, en la calle O'Donell. Ni siquiera tuve que dejar el coche en un parking. En una calle cercana al lugar del acto cultural, un coche se marchaba justo cuando yo pasaba por allí. Era zona verde, pero como rozábamos la hora en que se termina la ORA, no sacamos papelito. Y andando rápido, con el libro bajo el brazo, cruzamos un par de calles para presentarnos puntuales a la cita.
En la puerta había un corrillo de gente, donde se encontraban J.J. Armas Marcelo (escritor que también intervenía en la presentación) y José calvo Poyato. Pasamos al moderno centro del Círculo, preguntamos por el salón donde se desarrollaría el evento y al pasar quedaban dos sitios muy buenos en segunda fila.
No había mucha gente, unas setenta u ochenta personas. José Calvo Poyato, J.J. Armas Marcelo y otra persona entraron en el salón a las ocho y cuarto y subieron a un estrado donde había una mesa con tres micrófonos y tres jarras de agua con un vaso al lado de cada una de ellas.
Delante de cada micrófono un cartel con el nombre de cada uno de ellos marcaba su posición en la mesa. Mirando desde el público, Juancho a la izquierda, José en el centro y el otro hombre que entró con ellos, David Trías, a la derecha, editor de "Sangre en la calle del Turco" de la editorial Plaza y Janés.
Este último hizo una breve e insuficiente presentación, tanto en la forma como en el contenido. Lo que más resaltó del libro es que era trepidante, palabra que repitió dos veces en su corta participación en el evento. Lo que creí percibir al menos en sus palabras fue la auténtica admiración que sentía por José Calvo Poyato, cosa que salvó un poco el inicio del acto.
Vino de otro pellejo fue la intervención de Juancho Armas Marcelo.
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