Me imagino hoy al verano haciendo la maleta. Será porque yo la tengo que hacer desde hace bastantes años a estas alturas de agosto: cuando empieza el curso, que es precisamente cuando dicha estación (deseada durante el resto del año) va desapareciendo.
En el comienzo del curso conviene despedirse del verano, con una tristeza llevadera y un mentiroso hasta pronto. Una melancolía profunda no es aconsejable, porque no nos dejaría ver la propia melancolía del otoño en directo (que es la única saludable): el amarillo de las hojas caídas de las ramas desnudas de los chopos, la lectura de un buen libro en el calor de una casa viendo cómo llueve por la ventana, el olor del material escolar nuevo con las risas renovadas.
Y el hasta pronto que le decimos al verano es mentiroso, pero es la mentira que más nos conviene. Si le dijeramos adiós, parece como si no fuéramos a volver a verlo. Si le dijéramos hasta luego, el engaño sería letal: hasta luego es cuando vas a ver alguien en ese mismo día, o al menos pronto. Y un curso, por muy rápido que pase el tiempo, es un curso, con sus diez meses.
Todo pasa y todo queda. Es lo que mejor explica cómo se sienta uno al empezar el curso, este primer verso de una pequeña gran poesía de D. Antonio Machado.
lunes, 29 de agosto de 2011
LOS PREAUTONÓMICOS (¿O QUISO DECIR PRESOCRÁTICOS?)
Una mujer, juez de juegos populares, comentaba en una comida después de una jornada de billa, caliche... la valía, el saber, de aquellos políticos PREAUTONÓMICOS.
Me recordaron sus palabras a aquellas clases de Filosofía donde no me enteraba de nada, pero aparecían los "AUTORES PRESOCRÁTICOS" en los apuntes que había tomado en clase cual zombi, y que luego yo leía como si aquellos textos desordenados los hubiera escrito otra persona, y no yo.
Los "AUTORES PRESOCRÁTICOS" eran bombones dentro de un envoltorio precioso, eran la auténtica autenticidad de la filosofía, manantial primigenio de ideas y debates, reflexiones sobre el existir y devenir de la vida. Los gestadores de "todo lo que vino después" (sí, las comillas son las de la ironía).
Y en eso pensaba yo cuando bebía vino, hoy en la comida de los jueces de los juegos populares, en Motilla del Palancar; cuando intentábamos hablar de política sin hacer daño, sin enseñar todas las cartas (ay de aquel que hable de política abiertamente en una mesa donde se sientan desconocidos con una sonrisa de póker, que no llega a ser sonrisa, sino agazapamiento para la zarpa mortal).
Y pensaba en la juez de juegos populares que conocía lo suficiente la política como para que sus palabras pesaran algo más que lo que decíamos los demás. No porque intentara imponerse gritando, ni con cabezonerías comunes en estas charlas. Era por algo que todos preveíamos, en el fondo de sus palabras.
Como los PRESOCRÁTICOS, los PREAUTONÓMICOS son como animales míticos de los mares de los mapas antiguos, en la Tierra Incógnita.
Me recordaron sus palabras a aquellas clases de Filosofía donde no me enteraba de nada, pero aparecían los "AUTORES PRESOCRÁTICOS" en los apuntes que había tomado en clase cual zombi, y que luego yo leía como si aquellos textos desordenados los hubiera escrito otra persona, y no yo.
Los "AUTORES PRESOCRÁTICOS" eran bombones dentro de un envoltorio precioso, eran la auténtica autenticidad de la filosofía, manantial primigenio de ideas y debates, reflexiones sobre el existir y devenir de la vida. Los gestadores de "todo lo que vino después" (sí, las comillas son las de la ironía).
Y en eso pensaba yo cuando bebía vino, hoy en la comida de los jueces de los juegos populares, en Motilla del Palancar; cuando intentábamos hablar de política sin hacer daño, sin enseñar todas las cartas (ay de aquel que hable de política abiertamente en una mesa donde se sientan desconocidos con una sonrisa de póker, que no llega a ser sonrisa, sino agazapamiento para la zarpa mortal).
Y pensaba en la juez de juegos populares que conocía lo suficiente la política como para que sus palabras pesaran algo más que lo que decíamos los demás. No porque intentara imponerse gritando, ni con cabezonerías comunes en estas charlas. Era por algo que todos preveíamos, en el fondo de sus palabras.
Como los PRESOCRÁTICOS, los PREAUTONÓMICOS son como animales míticos de los mares de los mapas antiguos, en la Tierra Incógnita.
jueves, 25 de agosto de 2011
JOSEP PLA Y LA VELOCIDAD DE HOY
Es curioso cómo se inspiraba para escribir (o sea vivir, que son la misma cosa para un escritor de verdad) Josep Pla. Liando lentamente, sin prisa y sin parar, unos cigarrillos tan antiguos como el tiempo, como sus propias manos, ya un poco torpes por la vejez, en el programa de Joaquín Soler Serrano, "A Fondo".
La velocidad de hoy para llegar a tantos sitios que no llevan a ningún lugar, no nos daría permiso para quedarnos quietos y vivir con fruición, el liarse un cigarro y después fumarlo como si todo lo demás diese igual. Sin trascendencia pero suficiente, como la vista de un olivo, como estar cerca del mar.
La velocidad de hoy para llegar a tantos sitios que no llevan a ningún lugar, no nos daría permiso para quedarnos quietos y vivir con fruición, el liarse un cigarro y después fumarlo como si todo lo demás diese igual. Sin trascendencia pero suficiente, como la vista de un olivo, como estar cerca del mar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)