“Un director de cine es inexistente… lo único que es válido para un director de cine es llegar a sentirte como con un complejo que no lo he leído en ningún libro de psicoanálisis, que sería el complejo de dios… no habla ni Freud ni ninguno de los que han inventado todos los complejos posibles del complejo de dios. Para mí ser director de cine es, chapuceramente, convertirse durante una pequeña temporada en un proceso creativo que para mí es similar al de un dios de miniatura… rueda, hace una cosa en la que cada plano, es la creación de un universo.
Eso para mí ha ido cada vez más llegando a tener más fuerza en mis películas… y ya, esta última pues yo diría que casi habrá un porcentaje de un cuarenta o un cincuenta por cien de estar rodando en la más pura abstracción, es decir, sin saber lo que voy a hacer en el momento en que llego al sitio donde tengo que rodar. Yo escribo los guiones, pero luego los olvido totalmente, y en el momento de ir rodar, lo que hago es que sin saber cómo… dejando unas libertades totales creativas a los actores, a todo el equipo, lograr que vegetativamente surja un trozo de vida, que es el plano”.
Cerca, muy cerca de una definición de genialidad. Siempre he admirado a los que hacen obras de arte, y además lo dicen. No lo entiendo, pero lo admiro, casi sin querer.
Cerca, muy cerca de una definición de genialidad. Siempre he admirado a los que hacen obras de arte, y además lo dicen. No lo entiendo, pero lo admiro, casi sin querer.